Capeas de Segura de León (Badajoz). El respeto por encima de todo.
El amor por el toro y por el Cristo de la Reja se unen de manera muy especial a mediados de septiembre en esta localidad pacense, con ocasión de sus fiestas y capeas, declaradas Fiestas de Interés Turístico de Extremadura en el año 2000 y Festejo Tradicional en 2013.
Las capeas tienen una duración de seis días y tienen lugar entre el 13 y el 19 del citado mes. La fijación de estas fiestas en los días de septiembre parte de Carlos IV en 1807 al crear la feria de sayales y ganado.
El respeto por lo religioso y por los animales, que protagonizan esta tradicional cita, no sólo se refleja en el tributo que se le rinde al Santísimo Cristo, sino también en el cuidado tan especial que se profesa a las propias vacas en el transcurso de las celebraciones. Dicen los lugareños que todo recorte, salto, suerte o lance de la capea se hace en honor al Cristo de la Reja, que da nombre a las fiestas.
Prohibiciones
Así se refleja en las Ordenanzas Municipales de Segura de León de 1877, en las que se contiene la prohibición expresa de causar daño a las reses con palos o por cualquier otro medio, ya que las vacas deben volver íntegras a su lugar de pastoreo al ser el sustento de los ganaderos. Lo harán por la calle Pérez Jiménez en dirección al Pilarito, donde se reúnen los cornúpetas para trasladarlos posteriormente a la dehesa. Estas vacas son aportadas altruistamente por un grupo de ganaderos vecinos de Segura de León, que forman parte de la asociación Ganaderos Amigos de las Capeas, creada en los años 90. Hasta 1874 se daba muerte a los toros para el consumo del pueblo, hasta que entró en vigor las citadas Ordenanzas.
En ellas se refleja otra prohibición curiosa, la de que las mujeres y varones menores de doce años estuvieran en la plaza. Algo que sólo se justifica en el marco de aquella cultura y mentalidad de finales del siglo XIX.
En nuestros días todo el pueblo segureño, hombres, mujeres y niños, se echa a las calles de Segura de León para vivir con intensidad estas fiestas, que mantienen intactas en su desarrollo las mimbres de sus primeros tiempos.
En el calendario se programan seis capeas por la tarde y dos becerradas por la mañana. A las tres de la tarde, de cada día, tiene lugar el encierro a caballo desde las fincas donde pastan las vacas y a partir de las seis, la suelta de cada una de las reses para el encierro urbano y capea en la plaza del pueblo. Hasta un total de veinte.
Los mecenas
Tal es la implicación de los vecinos y peñas con estas capeas que la plaza artesanal que se construye para las fiestas en la plaza mayor, en los días previos a las celebraciones, está sufragada por los segureños y mantiene en su estructura la forma tradicional, a base de tablados y postes. Estos vecinos aportan toda la madera e incluso, pagan un canon por la ocupación de la plaza. En la antigüedad los lugareños montaban la plaza con objetos que traían desde casa para la celebración de las capeas y devolvían a sus hogares una vez concluidas las fiestas.