Toro de Sogas de Pina de Ebro (Zaragoza). Devoción por partida doble.
Fue precisamente en una noche de San Juan cuando el toro aparece por vez primera en Pina de Ebro en plena Reconquista, según una leyenda muy arraigada. De ahí que, desde aquel primer tercio del siglo XII hasta nuestros días, la fecha del 24 de junio sea tan significativa y la devoción por el santo y el toro hayan ido de la mano en el corazón de los lugareños.
Por aquel entonces fue un toro bravo –dice la leyenda- el encargado de hacer el quite milagroso a los cofrades cristianos, sorprendidos por los árabes cuando iban a sacar la imagen de San Juan en procesión. El astado arremetió contra ellos y la amenaza de los invasores desapareció de inmediato, de tal suerte que el toro se convirtió también en el protagonista de la procesión al año siguiente, precediendo al santo en recuerdo de aquella efeméride.
Por este motivo fue la cofradía de San Juan la encargada de organizar y respaldar económicamente la celebración de este festejo hasta que se produjo la disolución de esta corporación y la prohibición de las corridas de toros y capeas en 1908 (sin cuadrilla de toreros bien organizada) durante el reinado de Alfonso XII, por Real Orden del Ministerio de Gobernación.
Desde 1984 la fiesta recupera su esplendor gracias al Ayuntamiento de Pina de Ebro y la Asociación Cultural Toro de Sogas de esta localidad, creada en 2012 con el fin de defenderla y darle todo su realce. En 2008 la Fiesta del Toro de Sogas fue declarada, además, de Interés Turístico de Aragón.
Una procesión peculiar
Al igual que en sus orígenes, el toro acompaña la procesión precediendo a la imagen de San Juan. En este cortejo, amenizado por tambores y gaitas, participa un grupo humano de lo más variopinto, integrado por los mozos, los cofrades, los alabarderos (con su correspondiente formación militar), los danzantes y los mayordomos.
Los pairos
También llama poderosamente la atención en el recorrido la presencia en las calles de los pairos de San Juan; unos muñecos rellenos de paja, que visten de forma llamativa para provocar la reacción del toro cuando pasa a su lado, además de alegrar el trayecto y atraer la atención de los muchos curiosos que asisten a la procesión.
Salvas a San Juan
El toro avanza por este cortejo con un collar de cintas y campanillas y atado por dos sogas, que sujetan fuertemente los mozos. El inicio y fin del recorrido de esta procesión tiene lugar en la Plaza de España, donde se coloca al santo titular una vez que el toro es retirado de la escena. Es entonces cuando los mozos se disponen a lo largo de este espacio en forma de caracola y disparan salvas cada vez que pasan por delante de la imagen de San Juan. La entrada del santo en la parroquia y la celebración de la Eucaristía de los cofrades ponen punto y final a la jornada.