Toros de San Juan de Coria (Cáceres). Un recinto amurallado cargado de historia.
Se trata de una de las fiestas más entrañables, con sabor a otros tiempos, que se celebra con ocasión de festividad de San Juan Bautista (desde el 23 al 29 de junio). Desde épocas remotas la vida de este municipio ha girado siempre en torno al toro y su figura ha estado presente en ritos y culturas bien distintas.
Esta tradición de los sanjuanes tiene su punto de partida en el asentamiento de los vettones, de cultura celta y dedicación ganadera, en la parte occidental de la península, durante la época prerromana. Por aquel entonces, Coria era la capital de este pueblo que rendía culto al toro como animal sagrado. En estos tiempos también encontramos su justificación en ritos religiosos, con la figura del toro y el fuego purificador como protagonistas. Gradualmente las fiestas se fueron cristianizando. Es entonces cuando la fecha de San Juan y el traslado de las reses desde el campo, a partir del siglo XIII, se convierten en los ejes centrales, al igual que la Plaza Mayor donde se celebran ya los festejos en el siglo XVI. Su importancia es tal que se considera Patrimonio Cultural e Historia Viva de Coria, y ha sido declarada Fiesta de Interés Turístico Regional y Nacional.
La forma actual de celebrar las fiestas trae su causa en el privilegio otorgado en 1142 por el rey Alfonso VII El Emperador para lancear un toro por San Juan tras la victoria de los cristianos contra las sarracenos en la Batalla del Algodor. Dicen que en una ocasión el astado se escapó de la plaza mayor y recorrió las calles de la ciudad, lo que dio origen a esta tradición.
La Quema del Capazo
Cuando llega el 23 de junio, el recinto amurallado se convierte en un coso monumental en el que los toros se desplazan sin ningún tipo de limitaciones por las calles y plazas del conjunto histórico. A las diez de la noche tiene lugar la ‘Quema del Capazo, que marca el arranque oficial de estas fiestas con el baile y cantos alrededor de una hoguera en el centro de la Plaza Mayor. Para entonces el recinto es ya un auténtico hervidero de gente y peñas locales donde sobresale la camisa blanca, el pañuelo y el fajín rojo.
Ese día tiene lugar la llegada del toro a la plaza, desde los corrales, ubicados en las afueras de la ciudad. Para ello se cruza el Río Alagón, manteniendo así la costumbre de los primeros siglos. Una vez que el toro llega a la Plaza Mayor se abren las puertas para que el astado se desplace a su libre albedrío por Coria, una vez cerradas sus murallas. A partir de entonces se suceden las fintas entre los mozos y se traslada nuevamente al astado a la plaza para una lidia popular. Fijada la hora reglamentaria, se le da muerte.
Las Peñas
Los toros se sueltan por la mañana, tarde y madrugada y son aportados por el Ayuntamiento y cuatro de las principales peñas locales: La Junta de Defensa, La Juventud Cauriense, El 27 y la Geta. Cada año, además, el Ayuntamiento nombra un abanderado entre sus concejales para organizar las fiestas.
Los encierros y las capeas representan el punto álgido de estas celebraciones, a las que se sumó en 2019 la elección de este municipio para ser la sede de la final del Desafío Nacional de Escuelas Taurinas ‘Ciudad de Coria’.