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Encierros de Ampuero (Cantabria). Una improvisación convertida en tradición.

Encierros de Ampuero (Cantabria). Una improvisación convertida en tradición.

Son muchos y variados los factores que pueden concurrir en el origen de cualquiera de las tradiciones taurinas de nuestro país, si bien en el caso de los encierros cántabros de Ampuero la casuística fue realmente original porque la meteorología jugó un papel determinante. 

Una inundación, provocada por la crecida de los ríos Asón y Vallino, anegó los corrales del coso de la Nogalera durante las fiestas de septiembre de 1941, en honor de la Virgen Niña. Las vaquillas que allí se guardaban fueron sacadas de inmediato ante la amenaza de que perecieran ahogadas y trasladadas al otro lado del municipio, a la finca de la familia Talledo. Y tanto gustó la experiencia al vecindario que un año después aquel encierro de emergencia comenzó a tomar la forma del actual con cambios cualitativos y cuantitativos que afectaron al vallado del recorrido, tipo de ganado seleccionado para los encierros y número de los mismos en la programación de fiestas.

Mejoras notables 

De esta forma, el primer vallado con palos de eucalipto se convirtió en uno más resistente y seguro, las vaquillas de los primeros años dieron paso a erales y utreros, acompañados por cabestros desde 1961, y los encierros incrementaron su número a los tres actuales en 1981. En sus comienzos sólo se programaba uno el 8 de septiembre, haciéndolo coincidir con la festividad de la Patrona. En su historia más reciente se une el día grande al fin de semana anterior o posterior. El lanzamiento del chupinazo desde el balcón del Ayuntamiento, en la plaza mayor, la misa en honor de la Virgen Niña y la Procesión de las Antorchas, en la que se trasporta la imagen acompañada por grupos de folklore montañés y peñas locales, son algunos de los grandes atractivos de estas fiestas. 

El carácter hospitalario, festivo y alegre de los ampuerenses trae su causa de la época de lo indianos cuando se impulsó la celebración de las romerías, bailes y corridas de toros. El enriquecimiento en América de los que recalaron en Ampuero contribuyó a un mayor realce de sus fiestas. Y en el caso de los encierros la consolidación de esta tradición fue tal desde 1941 que se han convertido en toda una referencia y en la principal seña de identidad de Ampuero. En 1993 fueron reconocidos como Fiesta de Interés Turístico Regional por el Gobierno de Cantabria y en 2019 la Secretaría de Estado de Turismo les otorgó el título de Fiesta de Interés Turístico Nacional.  

Como ocurriera en aquel primer encierro improvisado, la Plaza de La Nogalera sigue siendo el punto de partida de la carrera, que se desarrolla por el Puente grande y la calle José Antonio hasta desembocar nuevamente en el coso de Ampuero. 

Cuatro bombas

A las 12:00 horas una bomba (tal y como llaman al chupinazo) anuncia la salida de los astados desde los corrales de la plaza, un segundo estallido avisa de la apertura de la puerta del coso y un tercero indica el comienzo del encierro por las calles del pueblo, que dura unos cinco minutos y acaba con un nuevo chupinazo cuando los novillos se encierran nuevamente en la plaza. La programación taurina se complementa con la suelta de vaquillas tras los encierros, los festejos celebrados en La Nogalera, los encierros para los más pequeños y el concurso de recortes.