Torico de la Cuerda de Chiva (Valencia)
Los chivanos celebran esta multitudinaria fiesta cuatro días: 17, 18 y 19 de agosto y el 25 del mismo mes. De forma excepcional, ‘El Torico de la Cuerda’ tuvo lugar el 6 y 7 de noviembre de 2021, después de año y medio de parón debido a la pandemia. En honor a los fallecidos por la Covid-19, los primeros astados lucieron cuerda y badana negras.
El éxito de esta tradición se debe al impulso del Ayuntamiento local y de la Peña Taurina ‘El Torico de Chiva’, fundada en 1965 y formada por 3.000 socios. Entre los logros más recientes del consistorio y de los peñistas destaca la inauguración, en 2018, del Centro de Interpretación del Torico de Cuerda y la Ruta Turística y Cultural con el fin de impulsar y dar a conocer la historia de esta singular fiesta. Un año después, en 2019, ‘El Torico’ fue declarado Fiesta de Interés Turístico de la Comunidad Valenciana. Aunque esta fiesta se ha adaptado a los nuevos tiempos, se trata de una costumbre de casi cuatro siglos, de la que ya se tiene constancia histórica en 1649. A este festejo se hace referencia en las actas contenidas en un Libro de Juradería del Archivo Municipal, y en 1765, en la Memoria de la construcción de la Iglesia Parroquial de San Juan Bautista, ya que la venta del toro representaba una contribución a las obras. El origen, no obstante, podría remontarse siglos atrás al contener características del ritual de fecundidad precristianos debido al carácter mágico y sagrado de este bravo animal.
Respeto por el toro
El respeto al toro es esencial en esta celebración y por ello los corredores se adaptan siempre a las fuerzas del astado y evitan tirones y enganchones con la cuerda. El festejo arranca, a las 7:30 de la mañana y a las 18:30 horas, desde los toriles donde aguarda el toro. En ellos los ‘badaneros’ han colocado previamente la badana para evitarle lesiones en la testuz, junto a la cuerda. La badana está decorada como si fuera una corona, con borlas, lanas de colores, flores, guirnaldas, espejillos o cascabales. Las hay de lujo y otras menos recargadas. La cuerda es de prolipropileno y mide 25 metros en la salida. En cuanto a sus colores, la cuerda puede ser de lujo, con los colores de la bandera nacional, más modesta, o incluso tricolor, al incorporarse también el azul.
Paradas en las casas
La ‘diana’ con dulzaina y tamboril y el posterior disparo de tres salvas o carcasas anuncian la rápida salida del toro. Entre cinco y siete corredores lo guían por las calles del pueblo y lo hacen descansar de casa en casa para brindar la carrera a sus madres, esposas o novias, como se hacía desde los orígenes. Para ello se ata la cuerda a la falleba de la puerta. Tras esa parada, que en ocasiones traspasa el umbral y tiene lugar en el patio de la casa, la cuerda es lanzada al aire para que la recojan los mozos que esperan para emprender una nueva carrera. En el interior de la casa la dueña premia el gesto con bebidas, el barral de vino, dulces, vasicos de anís o mistela, las rosquilletas o ‘doseticas’ del toro, el pernil, embutidos, higos o alguna otra exquisitez típica. La cuerda se irá cortando a lo largo del recorrido, que es abierto y libre de barreras y vallas. De esta forma se aligera el peso al astado, cada vez más cansado, y los pedazos los guardarán los corredores, los habitantes de las viviendas o la peña.
Al acabar la carrera, se lanzará la cuerda restante a los pies del toro y se le citará para que entre en toriles. Los corredores y espectadores se dirigirán a la plaza acompañados de la dulzaina para bailar las torrás y hacer la torre.