El noveno. San Felices de los Gallegos. Una sentencia que sentó precedente.
La realeza y la nobleza juegan un papel determinante en el nacimiento de esta fiesta, que debe su nombre al impuesto (El Noveno) que los pueblos salmantinos de San Felices de los Gallegos, Ahigal de los Aceiteros y Barba del Puerco (Puerto Seguro) debían abonar a la Casa de Alba. Desde el siglo XVI estos municipios estaban sujetos a dicho tributo, consistente en pagar al Duque la novena parte de sus frutos. Esta obligación traía su causa en el señorío que ejerció el primer Duque de Alba sobre estas villas salmantinas tras la disputa por el trono de Castilla entre la futura Reina Isabel I y su sobrina, Juana ‘La Beltraneja. Finalizada la disputa, San Felices de los Gallegos fue entregado al Duque.